Sueños del pasado: Un billete para el cómico

Sueños del pasado:
Un billete para el cómico
(06 de noviembre de 2015)

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El de ayer fue un sueño que se me repite de tanto en tanto.
No pertenece a mi último trabajo desempeñado, pero sí a ese que
me hace soñar situaciones pasadas.
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Ayer me encontraba en mi puesto de trabajo habitual cuando entró
aquel cliente. Decir que entró, sin ni siquiera verlo traspasar
la puerta, es hablar por hablar. En realidad me lo encontré de
sopetón preguntando por un billete de Granada a Corominas. Yo di
por hecho que Corominas es algún lugar de la España peninsular
que, ni sé dónde está, ni sé si tiene aeropuerto; sin embargo,
la conversación continuó como si tal.
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– «No hay vuelos a esa ciudad» – le dije al cliente, que, no era
otro que un personaje que en la realidad sí existe. Se trata de
alguien a quien solo conozco de verlo en la tele. Es un personaje
cómico con el que me «parto de risa». Pero volvamos a la cuestión.
Después de afirmarle que a Corominas no había vuelos regulares ni
de ningún tipo, me apresuré a mirar en el manual, tratando de
justificar la verosimilitud de mi respuesta.
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Él debió quedarse perplejo por mi negativa y, sin demora, me miró
insistiendo en que yo estaba en un error.
– «Lo siento, tiene usted razón, sí que existen vuelos a Corominas,
pero no puedo hacerle el billete por no ser de nuestra competencia».
¡Como si yo pudiera hacer milagros!
– «Tiene que pasarse por Iberia o por una agencia de viajes, nosotros
no lo somos.» – Se trata de una forma de tantas de hablar, dando por
cierto que las personas pueden ser una agencia de viajes o cualquier
otra cosa. Y lo de «hacer billetes», es otra más de esas tantas formas de decir lo que es imposible que realicemos nunca.
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En aquellas estábamos, y, entretanto el cliente cómico abandonó nuestra
oficina con rumbo a otra, desperté. No fue una pesadilla,
pero… en otras ocasiones tocaron sueños más desagradables: de esos
que te hacen sudar «la gota gorda» y despiertas de un «humor de perros».
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Yo sé por qué sueño anécdotas de ese trabajo que tantas alegrías me
proporcionó, pero también disgustos en igual o semejante proporción.
Por eso mismo, ya no tanto, pero hace algún tiempo soñaba que seguía
en… ¿Recuerdan el título de la película «Historias de la puta mili»?
Pues yo soñaba con frecuencia que iba a entrar en la «Aviación»,
cuando en realidad ya estaba licenciado de la «Infantería de Marina».
¡Coño!, no lo crean si quieren, pero mal sí que debí pasarlo en algunos
momentos. Los sueños habidos lo justifican.
– ¡Mierda!, pero ¿qué hago soñando que voy a formar parte de la Aviación Española y entro al cuartel con la «cartilla blanca» de licenciado de la marina en la mano?

Estoy seguro que a más de uno de ustedes les ocurre lo mismo o algo
parecido. Cuenten sus sueños, que yo seguiré escribiéndoles los míos.
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Lo que me pregunto es, qué rayos hacía el cómico metido en ellos.
En fin, estoy casi seguro que este tío vuelve a aparecer en alguno
próximo para pedirme un billete a Pernambuco.

¿Y qué quieren que les haga? Otros sueñan con la que ya tienen y quieren, o con la que querrían tener.

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Autor: Ramón Candelaria Infanzón

Morir suavemente y renacer

Morir suavemente y renacer
(Año 2014)

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De mi participación en poemas fusionados

con otros poetas.

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tierra seca y lluvia

Iremos a la tierra de la que todo germina.
Tal vez en el pasado de ella hemos nacido,
nutrido nuestro cuerpo, que a ella se asemeja;
también formamos parte de la naturaleza.
La vida es un misterio y la muerte no es menos,
ayer, sin ir más lejos, mirando a las estrellas,
eso es lo que pensaba. Observando la luna
que en el cielo brillaba… una nube pasaba, y parecía
a su lado; mas la enorme distancia que a las
dos separaba, debía ser inmensa, y yo, me preguntaba
sin salir de mi asombro: ¿¡quién creó todo esto!?
¿Es la vida un misterio… y la muerte la nada?

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Autor: Ramón Candelaria Infanzón
Derechos de autor reservados

La misteriosa esfera azul. (Relato de un hecho real)

La misteriosa esfera azul
(17 de octubre de 2015)

(Basado en hechos reales ocurridos en diciembre de 2003)


Foto tomada del blog LEGADOCÓSMICO. COM – Espiritualidad y conciencia,
donde existe una extensa información de hechos similares.

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Arriba: un orb azulado es captado por la cámara luego de
una reunión de meditación en Zaragoza, España (noviembre 2011).

Disculpen que no entre en más detalles. Creo que los aportados,
excluyendo nombres y alguno que otro, son más que suficientes.
Les quedo muy agradecido por su comprensión.
Cordialmente.
Ra.

Imagínate que estás recostado a una pared divisoria que se encuentra
delante mismo de un tanatorio y ves pasar ante tus ojos una pequeña
esfera azul celeste de unos veinte centímetros de diametro. Tú te
encuentras ensimismado en tus pensamientos mientras miras hacia los
edificios del otro lado de la calle. En ese momento una bola azul
cruza el espacio a la altura de las azoteas de los edificios que tienes
enfrente. Son edificios en una zona industrial, son construcciones de
una sola planta, no demasiado altos. La bola se mueve de izquierda a
derecha y se desplaza alrededor de diez o quince metros de forma lenta
y contínua sin ninguna clase de oscilación. No hay duda, no se trata
de un globo de goma, plástico, látex o materia similar. Su trayectoria
es perfectamente horizontal. Desde que aparece hasta que desaparece,
transcurren unos buenos segundos nada más. La pared divisoria delante
del tanatorio, no está exactamente delante del mismo, sino algo a la derecha
de este. Se trata de un muro de poca altura que sirve de protección al
edificio colindante, un almacen y tienda de materiales de construcción y
electrodomésticos. Los edificios del otro lado de la calle, los típicos
de una zona industrial, la mayoría ya cerrados a esa hora: las
diez u once de la noche, excepto un bar cafetería que se encuentra no
totalmente frente al tanatorio, más bien un tanto a la derecha de él.

El hecho que les quiero contar, había tenido zu trágico comienzo el día
anterior a los hechos ya relatados. Una joven mujer había muerto a manos
del padre de su hijo; en presencia del pobre chaval. Una joven mujer a
la que yo había tenido la ocasión de concocer. Soy consciente de haberla
visto una única vez: la que me fue presentada por sus padres, a los que
sí conocía y con los que había tenido ocasión de mantener algunas
conversaciones intrascendentes. Eran las típicas personas que conoces
por circunstancias que no vienen al caso; nada que sea importante
mencionar.

Recuerdo que en aquellos días yo no tenía ningún conocimiento de la
terrible noticia de aquel crimen; otro más de tantos que han sido
ocasionados por la llamada «violencia de género». Parece ser que, el
hombre llegaba a la casa de los padres de su ex a recoger a su hijo.
Llevaba escondido un cuchillo de cocina y, allí, en el mismo portal
del edifico de unas ocho plantas, ocurrió la desgracia. Eran algo más

de las seis de la tarde de un viernes de luto, cuchilladas y lamentaciones.

Puedo recordar que, al día siguiente a este luctuoso acontecimiento,
llegó a mis oídos el comentario que hacía una señora. Yo, como he
comentado, ignorante de todo lo que ya había ocurrido, al oír mencionar
el nombre y profesión de la madre de la fallecida, no me cupo duda
alguna de quién prodría tratarse.

En ese mismo momento supe que, esa misma tarde o noche, debía asistir
al tanatorio y hacer la visita y el acompañamiento habitual en estos
casos a los familiares de la persona fallecida.

Asistí en compañía de mi esposa, quien conocía a esa familia al completo
desde mucho antes que yo. Después de transcurrido el tiempo requerido en
estos casos, nos despedimos con las muestras de cariño y comprensión que
suscitan estos angustiosos momentos de dolor y lágrimas. Mi esposa y yo
salíamos juntos tel tanatorio. Eran muchas las personas que lo ocupaban
en esos momentos, y muchas las que seguían llegando a hacer la obligada
y generosa visita y las muestras de consuelo. Entre las personas que
entraban mientras salíamos, algunas conocidas de mi esposa. Ella se detuvo
a saludarlas, mientras yo continuaba hacia la salida. Una vez fuera, esperé
a que ella saliera. Entretanto, me apoyé en ese muro que delimitaba la
acera pública de la calle con el espacio que quedaba entre él y las fachadas
de los edificios de ese lado. En el lado contrario no existía. Entonces
fue cuando ocurrió lo que les he relatado al comienzo. ¿Querrían decirme
con esa visión, «Gracias por asistir»? ¿Gracias por haberte preocupado de
informar a tu esposa de mi fallecimiento y haber venido ambos a mi despedida
de esta vida? Creo recordar que, el suceso ocurrió en fin de semana y, mi
esposa, muy amiga y conocida de la madre de la joven no sabía nada de la
noticia que había llegado a mis oídos de forma casual. De no haber sido así,
ni ella ni yo nos hubiéramos enterado de la fatal noticia y hubiera tenido
que transcurrir el tiempo hasta el lunes para llegar a recibir la desagradable
sorpresa.

¿Qué sería esa esfera azul? ¿Cuál el misterio de su trayectoria tan horizontal,
tan suave y tan precisa en su desplazamiento? ¿Tuvo algo que ver con un alma
que se mostró ante mí en señal de agradecimiento y despedida?

Ramón Candelaria Infanzón.